Por José Miguel López de Haro
Neopercusión, en el Festival de verano de Villaviciosa de Odón. ¡Frank Zappa al lado de casa! ¡Inimaginable!, pasó la noche de la Gran luna llena, del miércoles 13 de julio 2022. Supongo que muchos aficionados, devotos, hubieran peregrinando si lo hubieran sabido.
La magia de la música en directo exige cierto riesgo, alguna apuesta. El trío Neopercusión eligió «Black Page, G-Spot Tornado» de su álbum instrumental «Jazz From Hell» de 1986. La adaptación fue extraordinaria, a cargo de Juanjo Guillem, vibrafonista, director del proyecto. Sencilla, ya que es una pieza corta, pero muy eficaz y sobre todo respetuosa con el espíritu crítico y clarividente de Zappa, uno de los genios de la Humanidad.
El concierto tuvo bastantes atractivos más. Mario Prisuelos previno al público que debía tener la mente abierta. Y este la tuvo, aunque la edad media superaba la mía y la audiencia parecía muy acomodaticia.
Fue una apuesta arriesgada pero con éxito. El día anterior había triunfado en el mismo escenario un joven guitarrista de 19 años con repertorio resultón. Neopercusión volvían a Villaviciosa diez años después con un repertorio exigente. Su recreación de «Oriente-Occidente» para celebrar el centenario de Xenakis fue sobresaliente. En realidad usan esa obra electrónica de excusa, porque solo se oye de fondo. Lo que importa son las improvisaciones medidas cuando tocan los tres simantrones, que son unos tablones (como uno de Txalaparta) colgados horizontalmente, percutidos con baquetas.
Junto al trío hubo un invitado de honor, un grillo peleón muy motivado que solo se calló en la segunda pieza de Shlomowitz. La última obra fue «Grab it» de Jacob Tv donde se describe la angustia de los condenados en el Callejón de la muerte esperando su ejecución. Excelente concierto.