Por José Miguel López de Haro
Beethoven Influencer. La huella de Ludwig: de los Beatles al rap
El programa del tercer concierto del Festival de verano de Villaviciosa de Odón, que tuvo lugar el pasado 5 de julio en el Coliseo, parecía diseñado para una clase juvenil divulgativa. ‘Influencer’ es un término actual. Al ‘rap’ le ha salido un hijo respondón que ha antepuesto una T a su nombre, quedando ‘Trap’. Los ‘Beatles al revés’ es algo decididamente provocador. Así que había que prestar atención. La pianista Marta Espinós hizo un viaje comentado, al estilo del recordado Fernando Argenta, de composiciones in-auditas de Beethoven. Curioso el uso de este término que Marta aplicó en dos sentidos: lo infrecuente de su programación (Bagatelas y un vals) y el hecho de tocar «grandes éxitos» archiconocidos que los pianistas rehuyen por su obviedad.
Beethoven compuso su primera obra en 1782, a los once años. El profesor se dio cuenta de su valia y decidió publicarla. Buen profe. Supongo que no la compuso para piano moderno, pero Espinós sí la interpretó con uno de ellos. Lo hizo bien, con ganas. Luego forzó una anécdota en la que Yoko Ono se supone que desafió a John Lennon para que tocara la célebre «Claro de luna» al revés. Así, dijo, salió «Because». Sobre estas supuestas citas hay tantos fakes o falsedades que es mejor dejarlo.
Reprodujo un fragmento de los Beatles y luego tocó la pieza con gran intimidad. Lo mismo hizo con las siguientes citas, «This Night» de Billy Joel («Patetica») y «I can» de su casi paisano Nas (Para Elisa).
No esperaba que hiciera algo parecido a las aclamadas re-elaboraciones de mi amigo Uri Caine, pero me hubiera gustado más. En la historia del Rock se han hecho excelentes aproximaciones a las piezas escuchadas. Las del grupo neoyorquino Vanilla Fudge en 1968 son de las más socorridas e irrespetuosas, a la vez que creativas. Tambien las del grupo holandés Ekseption. De Miguel Ríos no hablo porque adaptó un fragmento sinfónico, no pianístico.
Me gustó mucho la llamada de atención de Espinós sobre «la célula ta ta ta chan», que ejemplificó en las cuatro primeras notas de la «Quinta Sinfonía». Lo aplicó a «La tempestad» y se lució. Fue la pieza más larga y para mi, la mas lograda, donde más se entregó. Terminó con un simpático bis de apenas un minuto.