jueves, 28 marzo
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La obra teatral «Esperando a Godot», este sábado en el Coliseo

Este sábado 20 de febrero llega las 19:00 horas la obra teatral «Esperando a Godot», de Samuel Beckett, en el Auditorio Teresa de Berganza.

«Esperando a Godot» (Pentación Espectáculos) es una obra teatral en la que dos amigos, una extraña pareja, que mientras están esperando, hablan, discuten, se desafían, se reconcilian. Llega otra extraña pareja, aún más extraña, el juego se diversifica. Godot no llega, pero llega su emisario. Un espectáculo fundamentado en la humanidad y comicidad de sus sensacionales actores, en la palabra y el espacio, en la poesía y el humor. 

La venta de entradas estará disponible el día previo a la obra y dos horas antes de la actuación en la taquilla de teatro. Las entradas se podrán adquirir a través del servicio de Internet www.giglon.com o en la propia taquilla del teatro Coliseo de la Cultura (Avda. Príncipe de Asturias, 163) de 9:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 20:00 horas.

Reseña «Esperando a Godot»

Samuel Beckett: (Dublín 1906- París 1989)

Poeta, novelista, crítico y dramaturgo irlandés. Destacado representante del teatro del absurdo (Pirandello, Ionesco…etc.) Fue amigo, colaborador y discípulo de James Joyce. Tradujo a Proust. Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1969.

Su obra es sombría y pesimista acerca de la condición humana. Este casi nihilismo se suaviza por su particular sentido del humor, entre negro y sórdido.

Se enroló en la resistencia francesa para luchar contra el fascismo y el nacionalsocialismo.

A partir de 1945 escribió casi toda su obra en francés. Según explica el crítico Kosntantinovic: “Beckett explicaba su paso de la lengua inglesa a la francesa por el hecho de que la lengua materna siempre lleva el peso del automatismo: es necesario el extrañamiento de la lengua para lograr esa simplificación máxima”

Según Encyclopedia of World Literature in the 20th century:

“Todo el trabajo de Beckett retrata la tragicomedia de la condición humana en un mundo sin Dios, sin ley y sin sentido. La autenticidad de su visión, la sobria brillantez de su lenguaje (en francés e inglés) ha influido a escritores de todo el mundo”

Esperando a Godot

Samuel Beckett presentó En attendant Godot (Esperando a Godot) en el año 1948 aunque se publicó en el 1952. Es la obra más famosa de este autor irlandés y, a veces, cuenta con el subtítulo de “Tragicomedia en dos actos”. Se trata de una obra que se enmarca dentro del teatro del absurdo y que se divide en dos actos protagonizados por Vladimir y Estragon, dos vagabundos que esperan la llegada de Godot.

Es la obra más conocida de Beckett y, aunque la trama parezca no tener ninguna acción relevante, lo cierto es que no deja de ser un reflejo de lo absurdo de la vida, una vida en la que cada día es exactamente igual que el anterior y en el que nadie sabe de dónde viene ni a dónde va. Una trama que aunque parezca simple, lo cierto es que esconde una de las máximas del existencialismo: ¿para qué vivimos?

Con Esperando a Godot, Samuel Beckett inauguró su carrera como autor teatral. Fue la tercera vez que el autor intentaba adentrarse en el mundo del teatro y fue gracias a esta obra que se pudo subir sobre un escenario. Y su estreno teatral fue apoteósico: Beckett causó una gran revolución en la época ya que apostaba por un teatro nuevo, diferente y en el que aparentemente “no pasaba nada”. Porque acción, hay poca en esta obra. Lo que hay es mensaje, es contenido, es el planteamiento de la vida misma presentado de un modo absurdamente real.

En este análisis de Esperando a Godot es imprescindible mencionar la huella del existencialismo y es que Beckett habla sobre 2 de los grandes temas de esta corriente: la falta de significado de la vida y el tedio que se siente por el mero hecho de vivir. Una apuesta de teatro que podría llamarse hoy en día “minimalista” debido a que tanto el espacio como el uso de pocos personajes marcó una nueva forma de hacer y entender el teatro. 

Resumen de la obra

La obra está dividida en 2 actos protagonizados por dos vagabundos: Vladimir (Didi) y Estragon (Gogo). Se encuentran en un camino vacío, casi desértico, donde solamente hay un árbol. Se reencuentran por la mañana y no terminan de recordar si ayer también estuvieron: tienen la mente nublada y los recuerdos dispersos. Pero tienen muy claro que han venido a hacer: esperar a Godot.

¿Quién es Godot? No lo sabemos ni ellos tampoco. Pero les suena que es alguien que les puede solucionar la vida y hacer que vivan mejor, al menos, que duerman en una montaña de paja y tengan la barriga llena de buena comida. Pero ni recuerdan su cara, ni siquiera saben a ciencia cierta si ese es el lugar en el que deben esperar. Pero ellos esperan. Esperan porque ¿qué más pueden hacer?

Intentan hablar, pero no serán capaces de comunicarse ni de entenderse y no saben qué más hacer para entretener su espera. Entonces, llegará Pozzo, un hombre que llevará a su criado Lucky atado con una cuerda. Un hombre adinerado, cruel y enérgico que, pese a que intentará mantener una apariencia de seguridad y determinación, vivirá en el mismo vacío existencial que los otros personajes. No sabe hacia dónde se dirige, solo sabe que tiene que seguir hacia adelante. Pero pasa un rato con los dos personajes para entretenerlos (y entretenerse) en este hastío incesante que es la vida.

El primer acto se cierra con la llegada de un niño que comunica a los personajes que hoy Godot no podrá ir pero que mañana seguramente vendrá. Los dos protagonistas deciden regresar al día siguiente para encontrarse, de una vez con todas, con Godot.

El segundo acto de Esperando a Godot plantea la misma estructura: los dos protagonistas se reencuentran en el mismo escenario con las mismas dudas sobre si ayer estuvieron allí o no. Pero, esta vez, hay rastros de su presencia y del paso de Pozzo y Lucky, por tanto, los dos personajes empiezan a ser conscientes de lo que está sucediendo, aunque sigan sumidos en un mar de dudas y de incertidumbre.

Vuelve a aparecer Pozzo pero, esta vez, está ciego y Lucky mudo. Solo ha pasado un día, pero, en este día, las cosas han cambiado de forma muy profunda. El niño volverá a aparecer y negará que el día anterior hubiera aparecido, algo que refleja que todas las personas del mundo viven en esta paradoja y esta confusión constante.

La obra finaliza de la misma forma que el acto primero: los dos vagabundos se despiden al caer la noche prometiéndose que al día siguiente volverán a reunirse en el mismo lugar para esperar a que llegue Godot. Y la posibilidad de suicidarse la tienen en la mente, pero si eso, ya mañana…

Protocolo de prevención COVID-19 en el Teatro

Además, con motivo de la crisis sanitaria producida por el COVID-19, informamos de que el aforo en el Auditorio Teresa Berganza es de un 60%, un 15% menos del establecido por la Comunidad de Madrid. Esta nueva medida se une al ya existente protocolo de prevención COVID-19 del teatro. 

  • Es obligatorio el uso de mascarilla durante la duración íntegra de las representaciones.
  • Se debe realizar una higiene de manos antes de ingresar: se dispone de gel desinfectante en entrada y zonas comunes.
  • Mantener siempre que sea posible la distancia de seguridad.
  • Se deberá permanecer sentado en la butaca asignada, no pudiendo cambiar de sitio.
  • La entrada y salida de público deberá realizarse de manera escalonada, respetando la distancia de seguridad y siguiendo las indicaciones del personal de sala.
  • La sala ha sido desinfectada antes del espectáculo.
  • Debido al protocolo de seguridad, el acomodo será más lento de lo acostumbrado. Así pues, se insta a los asistentes a adelantar su llegada al teatro. Las puertas de acceso abrirán media hora antes del comienzo de la función. Iniciado el espectáculo, no se permitirá el acceso a la sala.

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