El pasado sábado, nuestro cronista de ACUA salió como cada mañana de sábado a dar un paseo matutino. Normalmente se dirige al Forestal, y en estos días, el paseo tiene más gracia ya que se disfruta de un húmedo aire otoñal y un mosaico de hojas amarillas al pisar.
A su vuelta, siempre regresa por el Parque de los Patos. Aunque últimamente no es frecuente verlos por allí.
Para su sorpresa ve a uno de ellos que, con dificultad, acababa de tomar tierra.
Nuestro cronista, patidifuso, se frota los ojos al ver que el pato se acerca a hablarle y con un tono claramente desenfadado y a un volumen considerable, le dice:
—Es usted de ACUA, ¿verdad?
—Sí. ¿Le puedo ayudar en algo?
—Por supuesto. Mire soy el representante sindical de los patos de este parque. Como sabe, nos echaron de aquí para hacer unas obras; que no dudo que sean necesarias, no, pero es que empezamos a temer que las obras no acaben nunca.
—Disculpe señor pato, ¿cuál es su nombre?
—Todos me conocen por Patovilla.
—Bueno, Patovilla, verá, es que según nos dijeron desde el Ayuntamiento, las obras han sido muy complejas: había que eliminar filtraciones de agua que provocaban grandes facturas del Canal de Isabel II. Además, como usted sabrá, la Administración es un poco lenta.
—Mire, señor de ACUA, soy un sindicalista razonable y represento a un grupo que, hasta ahora, después de casi un año fuera de nuestro hogar, ha mantenido la calma. Pero estamos ya muy impacientes, no se cuánto más podemos esperar.
—La verdad, Patovilla, es que yo también pienso que el asunto ya debería de estar resuelto hace tiempo. Intentaremos averiguar por qué aún no.
—Le agradezco su interés, no queremos que esto se convierta en un desahucio de los patos. Acuérdese de que eso es lo que hicieron hace años para desalojar a los que llevaban El Café del Infante. Lo cerraron dos años por obras y luego les dieron la “patada”.
—Señor Patovilla, qué memoria tiene usted.
–La memoria, señor de ACUA, es muy importante. Sin ella estamos condenados a que ciertas cosas se repitan.
Que bueno. Me ha encantado la manera de exponer el problema. A ver si así logramos que vuelvan nuestros patos. Gracias.
Muy original el planteamiento y, desde aquí, demando al Equipo e Gobierno de nuestro Ayuntamiento que arregle esta situación lo antes posible y devuelva lo patos a «su casa». Mi apoyo total al Sr. Patovilla.
Tiene toda la razón el Sr. Patovilla en reclamar sus derechos, son parecidos a los de los ciudadanos de este pueblo, el Ayuntamiento está mucho más ocupado en solucionar sus rencillas de partido, las dimisiones de concejales y las pretendidas mociones de censura, eso es lo más importante, las necesidades del pueblo no tienen el suficiente valor.
Todo mi apoyo al Sr. Pato Patovilla. Todos los vecinos de Villaviciosa echamos de menos di presencia y la de sus compañeros en su hogar. Esperemos que pronto puedan volver y no dude en contar con mi apoyo en cualquier reclamación que realice
Mercedes Rodríguez
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